Lambaré, Paraguay: “Con la LBV, yo aprendí a vencer como mujer"
La LBV apoya a las mujeres para que asuman el papel protagónico en los lugares donde viven.
16/12/2016 | Viernes | 9:00 horas | Actualizado el 16/12 a las 9:21 horas
¿Qué hacer cuando la comunidad sufre con una precaria infraestructura y con la ausencia de servicios básicos, como redes de agua potable, alcantarillado y energía eléctrica? Ante situaciones como estas, muchas mujeres tienen dentro de sí un factor indispensable: la determinación de buscar soluciones a los problemas del lugar donde residen.
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En sintonía con esa realidad y con el 17o Objetivo de Desarrollo Sostenible —“Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible”—, la Legión de la Buena Voluntad (LBV) ha apoyado a organizaciones del Tercer Sector para mejorar la calidad de vida de personas y familias residentes en barrios o asentamientos en situación de riesgo social. Esa atención se realiza por medio del programa Red Sociedad Solidaria, de la LBV, que prioriza el trabajo para el empoderamiento femenino.
En el asentamiento Villa Angélica, situado en la ciudad de Lambaré, en Paraguay, quien necesita de amparo busca a Elsa Raquel Morel Callante, y a la LBV. Desde 2010, la líder comunitaria consiguió diversas mejoras para el lugar, entre ellas energía eléctrica, red de agua potable y pavimentación de una de las calles.
Madre de diez hijos, Elsa perdió a uno de ellos al nacer y a otro a los 4 años, cuando fue alcanzado por una bala perdida. A pesar de los quehaceres domésticos, ella alterna el cuidado de la prole con el trabajo de reciclaje para ayudar a su marido en el sustento de la casa y con la búsqueda de soluciones de los problemas del lugar en que residen.
Hace cuatro años, la LBV empezó a formar parte de la vida de Elsa y de su comunidad, que cuenta con su liderazgo. “A partir de ese período, conquistamos muchas cosas; maduramos como personas, como mujeres; mejoramos nuestra autoestima; aprendimos a relacionarnos mejor con nuestros vecinos, con las mujeres; tenemos muchos beneficios con la LBV, no solo las mujeres, sino también los niños”, señaló. Formado por cerca de 140 familias, que tienen, en total, más de 300 niños, el asentamiento recibe cada mes canastas de alimentos de la LBV. Además, la Institución realiza constantemente en el lugar programas y campañas socioeducativas de prevención y promoción de la salud.
Recientemente, Elsa concluyó el curso de secretariado y también aumentó la renta familiar con la venta de artículos confeccionados con las técnicas de artesanía que aprendió en el grupo titulado Fortaleciendo Vidas, de la LBV. La iniciativa de la Institución ha beneficiado no solo a ella, sino también a otras madres de la comunidad. “Gracias a todo lo que aprendimos en el grupo, fuimos creciendo. Algunos de los productos que hacemos, nosotros ya los vendemos, y [esto] nos da una renta. Trabajamos en casa y podemos cuidar a nuestros hijos”, contó.