¿Agua virtual? Entienda por qué consumimos más líquido de lo que pensamos
Nathan Rodrigues
14/08/2017 | Lunes | 9:28 horas | Actualizado el 21/03 a las 9:38 horas
Piense en la cantidad de agua que usted consume. Su cálculo probablemente incluyó el uso para necesidades básicas de higiene, ingestión o preparación de alimentos, ¿cierto? Ok, ¿y en cuanto a la utilización del líquido para producir todo lo que consumimos, como alimentos, ropas y autos? A ese consumo indirecto —aquel que no notamos— se le da el nombre de agua virtual.
El concepto fue presentado por el investigador británico Tony Allan, al inicio de la década de 1990, y reúne conocimientos de medio ambiente, ingeniería de alimentos y de producción agrícola, comercio internacional, entre otras áreas, con el fin de verificar el volumen utilizado en el proceso de producción de cualquier bien o producto, independientemente de su origen. De esa manera, es posible saber los impactos ambientales generados por nuestros hábitos y consumos.
Además, con ese cálculo, podemos comparar la eficiencia de los procesos productivos. Esto vale tanto para la industria como para la agricultura, buscando, es claro, la economía de este recurso natural. No es sin motivo que el agua virtual ha llamado cada vez más la atención de expertos, que notaron que la demanda de ese recurso es mayor de lo que se imaginaba.
CALCULANDO EL AGUA VIRTUAL
Para calcular ese coeficiente, llamado huella hídrica, es necesario contabilizar la cantidad de agua usada en TODAS las etapas de producción y limpieza. Para medir, por ejemplo, el total de agua usada para la fabricación de una hoja de papel, se debe tener en cuenta el total utilizado en el proceso de producción de los árboles y de los productos que darán origen al bosque, no solamente el agua usada en la industria. Por esto, cuando usted usa una hoja de papel de sulfito, sepa que se gastaron 10 litros de agua para hacerla.
Con relación a la pecuaria y a la agricultura, la cuenta es un poco diferente. El resultado se obtiene a partir de la división de la huella hídrica del producto de origen entre sus productos derivados. Para producir carne bovina, la mayor parte del líquido se gasta en la alimentación del ganado, en el cultivo de sus alimentos y en la limpieza de sus excrementos. Así, cuando nos servimos un kilo de carne, estamos poniendo en la mesa ¡15.497 litros de agua!
PRODUCTO TIPO EXPORTACIÓN
La cuestión es tan importante que los gobiernos también lo tienen en consideración cuando mercantilizan cualquier producto. Al comprar algo del exterior, el país está importando virtualmente el agua usada en el proceso de producción. ¿Qué quiere decir esto? Esa nación tiene la ventaja de ahorrar sus recursos naturales.
Teniendo en cuenta la escasez, existe la expectativa para que se realice una reorganización en el comercio internacional del agua virtual, haciendo posible el uso racional del líquido. Se espera, por ejemplo, que países que tengan reservas produzcan aquello que necesitan de agua y lo exporten, equilibrando el consumo.
Y entonces, #¿VamosaCambiar?
El asunto trae nuevamente a la luz la necesidad de mirar al agua con más atención, buscando maneras de preservarla. El Portal Buena Voluntad elaboró una lista de algunas actitudes que se pueden adoptar en su casa, en el baño y en el área de servicio, por ejemplo, con vistas a disminuir el desperdicio. Son acciones simples, pero que ayudan al planeta Tierra y, consecuentemente, a nosotros mismos.
A fin de cuentas, si no tomamos cuidado hoy, faltará mañana... Reforzamos el pedido: #¿VamosaCambiar?